Que problema tengo
que no puedo terminar el poema
porque me hace falta tu presencia.
Que problema tengo que he empezado
a escribir la prosa de acuerdo a tu
belleza, que ni siquiera se tu nombre.
Que problema que he escrito un verso,
no se si son, de tu agrado, mi pequeña
princesa.
Que problema tengo que he escrito
tanto que me siento un gil, enviandolos.
Que problema tengo hasta yo,
tengo complejo de no llamarte o ser
de tu agrado.