No he podido dejar de pensar en usted.
Mi cuerpo siente escalofríos al recordar su calidez.
Recuerdo su ternura en mis huesos y su dulzura clavada en mis pupilas.
A veces pienso el porque el estos encuentros
y al mismo tiempo agradezco todos estos sucesos,
que como hoy, me trajeron el alma al cuerpo,
y me hicieron saber otra vez que siento.
Gracias a usted, la dama que me estrujó el corazón con un beso
Gracias a usted, que trae en un minuto el más bonito pensamiento.
Pediré por usted noche y día.
La bendición que me dió, será una eterna melodía que compartirán su esencia y la mía.