Pasaje biógrafico de mi viaje a Bali- Deciembre 2010
Aquella noche después del rito de la cremación nos fuimos a descansar, ya en la noche el calor nos ahogaba y no podíamos conciliar el sueño, así que salimos fuera; el mar estaba tibio, ya en el agua nos sumergimos desnudos; una sensación deliciosa de liberad me complacía y una ligera brisa del mar acariciaba mi pelo y ponía en jaque mis sensaciónes corporales. En un momento Sergio estaba a mi lado abrazándome, cerré los ojos; nuestros sentidos estaban electrificados; y la vida hormigueaba por nuestros cuerpos;... y el olor selvático de magnolias puso fin a nuestro relajamiento.
Esa noche dormimos como bebés.
El día siguiente lo pasamos en la playa disfrutando de las calmadas aguas del lugar; él haciendo snorkel mirando de la colorida vida marina y yo recibiéndo un masaje bajo la deliciosa sombra de una palma.
Ya por la noche, caído el atardecer, un taxi nos llevó a la bahía de Jimbarán, es un pueblo pesquero que se encuentra en el cuello de la península de Bali; su playa es famosa por sus restaurantes al aire libre, las mesas se disponen de un modo atractivo al borde del agua y ahí mismo se disfruta de una inmejorable puesta de sol; elegimos de la variada fruta del mar aquella de nuestra predilección, esta estaba dispuesta en unos acuarios y tal como la escogimos nos la prepararon a la parrilla sobre un fuego de cáscaras de coco que ponen a arder en lugar de carbón, nos sirvieron una ensalada fresca y lo acompañamos con el vino blanco local, el Hatten era de una calidad bastante aceptable.
Por Mercedes Dembo Barcessat
Perth 7 de Septiembre 2014
Merche Dembar
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