¿Porqué callas
cuando te hablo?
¿Porqué me esquivas
si te estoy mirando?
Me dijo seria
con ojos endiablados.
Respiré fuerte,
le tomé las manos,
me acerqué a su rostro
y besé sus labios…
Y mágicamente
se acabó el enfado.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.