A Leonor García Hernando, poeta argentina (1955-2001)
Delgada
como un camello que unta su hocico en la nieve
loca y veraz
cual la frase purpúrea que acompaña siempre los recovecos del instinto
así
bajo unos versos con caricias agónicas
me conmueve tu figura ausente,
Leonor.
Quise quererte pero ya estabas muerta
aunque más viva que aquellos que miraban descascarándose sus trajes.
Eras la \"arboleda que divaga\" (1)
el llanto que nutre lejano
la leche de los árboles de higo.
Quise quererte
pero el tiempo obró muecas en silencio.
Enterraste tu cuerpo prontamente
te hundiste en la cueva sin pudores
apurada por saber quién eras.
Eras la princesa de aquellos tangos
el ladrillo cerúleo
\"adiós adiós
soy la que se retira sin experiencia del desastre\"(1)
Adiós, Leonor
\"no hay buenas palabras\" (2)
no hay palabras.
Los hijos de los pájaros vuelven
a otorgarnos dolor estrellas húmedas como nosotros,
la mansedumbre del pájaro muerto.
Nota: (1) de Tangos del Orfelinato. Tangos del Asesinato
(2) de La enagua cuelga de un clavo de la pared
G:C.
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