Mi maestro
Antes que se rompa la noche en mañana
Cargando la última oscuridad a cuestas
Sale con su camisa y corbata puestas
Lleva la vocación que el alma acampana.
Ordena todas sus ideas bien claras,
Con tinta roja les corrige el futuro
En un escritorio y banquillo muy duro,
Al empezar su voz ronca un poco aclara.
Buenos días en saludo cordial dice,
Todos los chicos y chicas bien responden
Mientras sorprendidos inquietos esconden
travesuras para que no las revise.
Prende la lumbrera del conocimiento
Dando luz a sus oscuras tiernas mentes
Riega su sabiduría a los presentes
Va sembrado la vida en sus pensamientos.
Es larga la jornada un día cualquiera
Pero sus fuerzas agotadas le alcanzan,
Cuando la vocación y saber abrazan
Para darles año a año la vida entera.
Ellos sabrán todo menos sus desvelos
De tener esa familia muy lejana
Que mirando aquella juventud temprana
Recoge, Envuelve tristeza en anhelos.
Lejos, donde se unen el cielo y el mar
Y un poco más allá de cualquier tristeza
Están sus hijos, mujer y la tibieza
Del hogar donde solo amor hay por dar.
Cuántos meses de enseñanza y agonía
Muestra alegre su sonrisa desgastada
Luce su camisa blanca mal planchada
Reparte con amor más sabiduría.
No existen vacaciones para el amor
Que en la lejanía una familia espera
Esta jornada antes era pasajera
Señor, que termine, pido por favor.
Esa plegaria llega al cielo y resuena
Por quien entrega todo su amor a un niño
Dios mismo multiplica al cien el cariño
Da al maestro de regalo un alma buena.
Ya está por llegar a casa su regreso
y su familia atenta está en el portal
Su bella esposa se quita el delantal
Hijas, hijos y quien queda aquí confeso.
Todo este sentimiento que aquí les muestro
Tiene más que mi propia y temprana vida
memorias de llegadas y despedidas
De mi padre quien es mi amigo y maestro.
Derechos de autor por J. Plinio López S.