Arden mis lágrimas
húmedas y sollozantes
en las sofocantes llamas
de los tristes corazones.
Brotan sin césar
de las fuentes de la melancolía,
pues tus labios no volveré a besar
como lo hacía cada vez que te veía.
Mis ojos de tu luz se nublarón,
he caído en esta soledad sombría
que está destrozando mi mente y corazón
en toda noche y en todo día.
Hoy es hora de terminar con éste dolor,
ahogarlo en las aguas de esta laguna,
quien vio nacer aquel día nuestro amor
bajo el crepúsculo de la luna.