Dejando esta honda espera saturada de olvido,
continuada de alucinadas raíces
que transforman pasos en traquidos.
Pude comprender la hora en que se dicta el final
y ni siquiera la mano se tiende a lo lejos;
para marcar el estruendoso adiós
atestado de silencio.
Te clave esta mirada en el rostro
para volver tatuaje tu silueta
y tomar rumbo camino al valle
de sueños de duendes y hadas muertas.
Por si te llega el momento en que te hablen de aquí
de este mismo misterio que aterran alertas
quiero que nunca te acuerdes de mí
aunque te digan mi nombre con totales letras.
Para entonces deseo sonrisas en tus mejías, prestas a no sentir ni un rasguño de melancolía, puesto que yo te recuerdo así, cuando cruzamos ideas un día. Es cierto me veo un momento allí, cuando el cielo la tierra humedecía, y mi corazón enamorado de ti, mi cuerpo la lluvia no sentía. Sabes que viajo placentero sin buscar el sitio exacto donde el sol brilla… justo frente a ti.