Me quedé expectante
cuando esa mañana,
el sol atrevido
te tocó la cara.
Un rayo curioso
cruzó la ventana,
después lujurioso
se posó en tu espalda.
Le reclamo al cielo
por tanta osadía
de tocar tu rostro
iniciando el día.
Cerré las cortinas
que dan a tú cama,
y al abrir tus ojos
diste luz al alba.
Te soltaste el pelo,
como una cascada,
cayó como fuego
en tu piel rosada.
Escuché un te quiero
de tu voz pausada,
me quedé callado
cuando te escuchaba.
Llegada la noche
sin decirme nada
otra luz intrusa
te buscó en tu cama.
Los celos me orillan
oh mi bella amada ¡
a correr cortinas,
a cerrar ventanas