Te caes de los libros,
resbalas al poema
y quedas exhausta,
tendida en el lecho...
Tu figura
delgada y graciosa
la muestras al viento,
y este poeta
rendido a tus pies llega.
Tan delgada la línea
entre el amor y el olvido,
tan gruesa la línea
entre tus sueños y los míos.
Tu risa única y grata
tus besos divinos...
tu cuerpo una escultura
y tus labios finos...
Siempre buscando
sabores nuevos...
aventuras y salidas
extrañas y salvajes.
¡ Sólo mi corazón es cobarde!
religioso con mis vivencias,
y temeroso
en mis afanes...
¡ Siempre amor!
Te recogeré
como pétalo de una rosa...
y delicadamente te dejaré,
durmiendo entre mis versos y mis cosas.