Mirada afable que rasga
cortinas con cara de ocre.
Mano de terciopelo
que levanta rostros
desvalídos con una sonrísa.
Raíz de viento sabor
azafrán.
Fuiste chaparrón en
un claustro de ceniza
y antorchas negras.
Ahora bailas entre los
brazos de los árboles,
les das vida y voz.
Ruborizas el cielo y robas
lágrimas tatuadas con yerro.
Suave alarido de esperanza
y bondad.
Recuerdo de luces y amor,
aleteo que adorna la brisa.
Octavio Aldebarán Márquez.