Un rabo de lagartija,
un terremoto viviente.
Si de mi hija, tú eres la hija,
ya dije lo suficiente.
La más lista que yo he visto
y no es la pasión de abuelo.
Te aseguro que no existo
sin tus abrazos de cielo.
Doña Inés del alma mía:
tres años debes cumplir,
en octubre el quince día,
ya te estoy viendo reír.
Déjame que te disfrute
a sorbitos, mi princesa;
me hiciste darme un buen tute
en busca de la sorpresa.
Juega, juega, mujercita,
nunca dejes de jugar.
La humanidad necesita
lo que tú le vas a dar.
**app**