Entraste por mis ojos
sin golpear los párpados.
Ablandaste el paso inquilino y soñador;
dejaste una promesa en mi puerta y corriste.
Trataste de ser el pretérito que
se adueña del resto de mis días
y por cierto, lo lograste.
Me abrazaste y me quemaste
vivo, con esos besos
como bengalas que avisan
en los cielos cosas.
Estoy vivo de milagro. No todos
se enamoran, como yo, a primera vista
todos los días del año y de la misma mujer.
No todos encuentran,
solteros, el amor de su vida.
Todos son infieles
a la promesa de un \'nunca más\'.