no fueron las citas
su secreta costumbre
los días recordables
la inquietud de horas suficientes
la intrepidez
con que a tu cuerpo el suyo vino
y escaparan del mundo.
fue el ardid de edificar lo inalcanzable
persistir en inverosímil travesía
de arriesgados de anónimos.
todo cuanto en nombre
del amor y del miedo
permitiera.