Es el otoño:umbral hacia la decadencia
donde es imposible volver a comenzar,
cuando la primavera es tan solo recuerdos
como los tiempos idos que ya no volverán.
Es el presagio que el invierno ya se acerca
cuando hilos de plata, en tus sienes aparecen
notas que tu piel su tersura va perdiendo
y el fulgor en tu mirada, también pierdes.
Para entonces, recordar te llena de nostalgia
al saber que esos tiempos ya no han de volver
que como magia aparecen en tu mente,
y como marca indeleble, ahí se quedarán.
Es cuando la efervescencia de la juventud,
se transforma en calma y reflexiona,
y tu mente ya madura, está capacitada
de que puede escuchar la voz de la razón.
Así son los humanos al llegarles el otoño,
es la cima por la cual, se empieza a descender
donde nuevas rutas, te guiarán a otros caminos,
dejando solo huellas porque no regresarás.
Y llegará el crudo invierno con su calma
que en su crueldad a veces, te deja en soledad
y te va indicando, un camino sin retorno
que te lleva al abismo, sin poderte escapar.