... Y en la noche, presentir, que el final sería presagio marcado por esa lágrima que de mi rostro corrió, sin llegar a caer por un instante, cuando tu mirada de despreció, cercenó los hilo de amor que nos unían de cuerpo, alma, vida y corazón ...
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PALABRAS del ALMA:
Lágrimas corren por el rostro rogándote que no te marches de casa, con palabras llenas de melancólicas súplicas que nunca conmovieron por misericordia tu inconmovible corazón, por el sentir del dolor ajeno creyendo que no era verdad ver reflejado en mis tristes ojos todo un sufrir interno que he padecido y acumulado en soledad, al costarme aceptar que después de ser tantas cosas inolvidables en mis brazos, hoy no seas nada en mi vida por esa mirada que me hizo temblar de miedo, sumido en mi rincón del olvido, lamentándome por lo que fuimos a lo que somos ahora, añorando con llanto de silencio el deseo y el placer, vivido...
Lágrimas corren por el rostro rogándote que no te marches de mi lado, arrodillándome a tus pies, besándote tu mano a pesar de forcejear para apartarla de mis labios, sin querer notar jamás mi presencia recordada frente a ti, como si lo fue ayer en tus brazos, sobre tu anhelado pecho desnudo, viéndome con esos hermosos ojos glaucos de los cuales me enamoré, perdidamente, como sabe enamorarse por y con amor un hombre de una bella mujer, sin presentir alguna vez, entrelazando tus largos cabellos de oro entre mis dedos, haber leído antes por si las dudas, tu mente, solo riendo al besar tus dulces labios de rosa, diciéndote al oído, te amo...
Lágrimas corren por el rostro rogándote que no te marches de mi lado, lejos de casa, imaginándome por un instante, no logrando remontar toda la impotencia de no amarte, robando mis amaneceres al despertar, viéndome recostado a la cama abandonado y sin ninguna orientación, sintiendo tu fría mirada, como flecha del desprecio, clavándose con sabia destreza en mi clandestina alma que en lo oscuro miraba, buscando tu compasión, sin Tú, intentar por un instante sincero comprenderme antes de dispararme con tan certera precisión asesina, cercenando para siempre los hilos de amor que nos unían.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 04/10/2014 10:30 PM.