Su palabra,
duele
Se clava
como dientes
y uñas desgarrantes.
Sin piedad,
destruyen
el cielo y la tierra
Los días
y el tiempo gastado
Su palabra
son las manos vacías
que secan sonrisas.
Muerden las letras
y en su silencio
brotan en lágrimas
Sin consuelo
Sin ideas claras,
en la luz amarga.
Enajenada,
adormecida,
enceguecida,
Prisionera del cuerpo
llora desde aquel día
su sombra
sucia
borrada de letras
en ese mundo imperfecto
que no da respuestas
a lo que amamos
a esa nada tan viva
y acechante
en la perfecta
soledad del mundo
de la càrcel del alma
@ Mané Castro Videla