Mi opción, aquella tarde de tormenta.
Nunca fuiste la segunda opción,
Ni tampoco la primera,
Fuiste, simplemente la opción.
Esa que aparece una mañana,
De no sabes dónde, ni como
Y revuelan en mi estomago, las mariposas,
Donde las manos sudorosas,
Intento ocultar entre la ropa
Y las palabras, apenas son capaces
De formar dos líneas seguidas,
Sin tropezar entre los dientes y la lengua.
No sé cómo, ni de donde surgiste
O quizás, ya estabas
Y era yo, el ausente.
Te miraba, como las nubes al suelo
Pensando, donde descargar la tormenta
O el Sol, fijar su rayo en tu mirada cristalina.
Luego desaparecías,
Como los parpados, esconden mis pupilas
Con la rapidez e inmediatez,
De aquella tormenta de verano
Y dejabas el perfume húmedo,
De la tierra, entre mis brazos.
Fuiste, la opción
Llámalo amor, llámalo, como quieras
No tengo yo, tampoco la respuesta, ni la solución
De aquella tarde de tormenta.
rodeado de agua, sudor y mariposas.