Pon una porción de ti en, lo todo, de mí,
y tócame el alma un instante mientras se llevan mis poemas al mar,
pues deben entrevistarse con la luna a mitad de la noche,
de entre tanta soledad prometida,
vuelvo a prometer lo que no se olvida,
mientras el tiempo hace de su camino,
las huellas que va dejando un bardo peregrino.
Hay cosas que no se escuchan, pero que se gritan en mis honduras,
aunque todas llegan sonoras a los impulsos de tu corazón,
sé que te has calcado un universo en tus labios,
pues te he llegado a confundir con una cofradía de estrellas, apretadas en mis manos.
No te amilanes ante tanto amor,
pues si no lo recuerdas, ya hace un tiempo te prometí acumular tanto sentimiento,
pon tu oportunidad cerca de mi entorno,
pues éste sentimiento hondo, ha trazado el recorrido hacia tu posibilidad.
Y luego toma las cosas con calma,
el amor a largo plazo se ha instalado entre lo más profundo de nosotros,
si te ves en la playa, sabrás que esa inmensidad es tuya,
como tuya son mis tantas cosas que se involucraron con tus ojos,
pon una porción de ti, en lo que te ofrezco sin dejar resto,
y verás la multiplicación de los latidos convertidos en nuestra canción de verano…
Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe