A ver si te devuelves un día, desde allí...
donde quizás ya nadie existe,
en el simulo de un eco;
presagiando por fin el cese de mí lamento.
Convertida en lo que la mente encierra:
Imágenes de abstractos pensamientos,
diestros a enredarse hasta el fondo del alma;
con garras temibles y engaños de oasis desérticos.
A lo mejor sigo flotando hasta el olvido
conversando con las suplicas de los mismos muertos,
capaz de escuchar su noctámbulo sonido oscuro;
trepando sin escalones por el liso muro.
Es seguro que como aquí lees igual te quiero, aunque este mirando vagabundo con la vista ida al mismo hueco… del cual nunca escapo del suelo; y sientas que las comas de estas oraciones vacías de canciones acorten tu aliento hasta la última letra. Yo que me siento ya nadie te invoco en la misma esquina, para clavarte el silencio que colocaste sobre mi espalda…ahí habrá de cumplirse lo profético de estas delgadas líneas atrincheradas de trampas. Cuando me tomes en tus ojos la embriagues te será cual vino, aun cates los bordes de sus alcoholizados principios, tú la única que me vació una palabra sobre la frente confundida de falso delirio, degustaras mi nombre sin saber que fui el mismo; que te admiraba por los bosques tropicales de tus antiguos tiempos… en que la sonrisa te sabía pocas veces dulce, cuando tus labios se apuntaban a mí para besar tu voz.