“El último que apague la luz.\"
Epitafio Oswaldo J. Arocha V. Venezuela.
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Existe una cruz en el viejo cementerio
sobre el mármol de una lápida fulgente
a la espera de que algún huésped impaciente
su morada decida allí fijar en serio.
Tiene un lindo jardín con flores a ambos lados,
y en su paraje superior lucen dos tiestos,
al centro unas letras que casi se han borrado
con el nombre de inquilinos que ya están muertos.
Es un mausoleo ideal, ¡es tan bonito!,
sin puertas ni ventanas, henchido de paz,
en camino para lanzarse al infinito.
Este anuncio no tiene trampa ni misterio.
Todo lo que aquí se describe es la verdad:
esta residencia yo la alquilo. Hablo en serio.