Marzo siempre es nieve,
y el espejo retrocede hasta encontrar
los fugaces trenes que vienen
desde el río.
Los cuerpos se atan a las viejas cuerdas
que saltan del pasado.
Una y otra vez hemos cerrado los ojos
al furor de las ausencias.
Debo hallar un día, una revolución, un cofre
que contenga todas las noches
en que fuimos capaces de ser felices.
G.C.
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