En un bosque muy tupido vivían muchos animales, entre ellos una familia de búhos que estaba formada por papá búho, mamá búha y un buhíto.
Esta familia de búhos era distinta a todas las otras que existen en el mundo, pues disfrutaban plenamente los días soleados, mientras las otras familias disfrutaban las noches oscuras, y se deleitabann con el brillar de la luna y las estrellas.
Esta familia de búhos nunca supo que los ellos eran animales nocturnos y por tal razón no se animaban a salir de noche, hasta podría decirse que les daba miedo la oscuridad.
Siempre salían a plena luz del día y al igual que las mariposas disfrutaban los rayos del sol y jugaban en el bosque cundo el sol salía.
Cuentan que una noche de luna llena los búhos del bosque se reunieron y decidieron hablar con la familia de búhos para hacerle saber su error:
Apreciados amigos ¿saben acaso ustedes que son búhos?
Claro que lo sabemos, contestaron de inmediato
¿Y saben también que los búhos somos animales nocturnos?
¿Nocturnos? ¿y qué es eso?
Que somos animales que salimos de noche
Oh qué horror, ¿y porque no disfrutan del sol?
Porque disfrutamos de la luna y de las estrellas
Pero nosotros somos búhos distintos, pues no nos gusta la noche
Entonces deben irse de este bosque porque aquí todos los búhos somos nocturnos
Creo que están en un error, cada especie animal tiene sus preferencias, y nosotros tenemos las nuestras
Sí, pero son contrarias a su especie
Está bien, nos iremos a otro lugar. Disfruten sus noches y que la luna les ilumine
Y no hubo más palabras
La familia de búhos se fue del bosque y nunca más se supo de ellos.
Cuentan que los habían visto habitando un hermoso jardín donde vivían muy felices en compañía de colibríes, abejas y mariposas, disfrutando del sol de cada mañana y llenando de luz su alma, y así demostraron a todos que eran una familia de búhos distinta que decidió alejarse de sus compañeros porque nunca entendieron que eran distintos a ellos.
Y el sol desde el cielo sonreía, pues se sentía amigo de los búhos, al menos de esos tres, que decidieron abandonar el bosque por disfrutar de su cálida presencia cada mañana en aquel hermoso jardín.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela