“LA JUVENTUD ES UN DEFECTO…
QUE SE CORRIGE CON EL TIEMPO”
Se acerca fin de año, época en que todos de una manera u otra, le piden a su vida un resumen de lo que les pasó en dicho lapso y yo, no voy a ser la excepción.
Pero a diferencia de los demás, trataré de apartarme de esta regla ya establecida, por consiguiente voy a cometer dos transgresiones. La primera y en homenaje a la pila de años que llevo cargando, lo voy a hacer al revés y en vez de retrotraerme a los doce meses de rigor, lo haré desde allá lejos y hace tiempo.
La segunda y en contraposición al resto de la gente me colgaré un gran cartel que diga: ABIERTO POR BALANCE, ¿qué tal la idea?. Hago girar imaginariamente la ruleta de mi existencia y la aguja se para justo en el lugar de mi infancia, con una calle de tierra por escenario, que para mi sigue siendo más importante que la quinta avenida de Nueva York.
Un zanjón a cada costado donde todos los días mis amigos los sapos, me regalan los más hermosos conciertos que aún resuenan en mis oídos. No había luz en la calle ¿y quién la necesitaba?, especialmente en verano cuando nos adueñábamos de ella, si a nuestro encuentro venían a compartir con nosotros nuestros infantiles juegos de la niñez, los amigos más esperados…LOS BICHITOS DE LUZ.
Sus vuelos tintineantes iluminaban a pleno nuestro universo compuesto de candor e inocencia, que decir de mi escuelita, la número veinticinco que ya no está, pero por un momento me parece ser aquél pibe, que sentado en su pupitre le dice a su maestra buena…PRESENTE SEÑORITA.
Libertad y Adolfo Alsina: la esquina del “peral” viejo confidente de ese infante que soñaba poder volar para hablar con Dios, barrio de Ciudadela, nunca te voy a olvidar porque sos una herida abierta… de esas que nunca cierran.
Nuevamente la rueda en su girar se para justamente en mis dieciocho o veinte años, al galope llega a mi memoria esa madrugada en que “bajoneado” y melancólico no se si por haber hecho sapo con alguna chica, o porque las circunstancias me habían puesto en alguno de los tantos bretes que me fue poniendo la vida
(tal vez para ayudarme a crecer) .
La cuestión era que el radar de mis pasos me llevaron hasta la calle Corrientes y Montevideo, al pasar por un bar siento que alguien me llama, era mi amigo Juancito “el novio de la noche” como le gustaba que lo llamaran, que sentado a una mesa parecía un ícono adorando una deidad: UN VASO DE GINEBRA.
Entré, me senté y pedí un café, levantó la cabeza y me “semblanteó” y esa mirada le bastó para darse cuenta, que mi estado de ánimo se había ido al descenso y me dijo: ¿problemas pibe?.
Nos quedamos en silencio mucho tiempo, luego siento que me aprieta la mano sobre la mesa y me dice: sos muy joven, estas cosas duelen pero todavía te falta lo peor, repechar la cuesta y comenzar a fabricar tu historia, pero no hagas un depósito de ellas.
Y continuó diciéndome: si me pidieras un consejo te diría que nunca guardes recuerdos, porque al final del partido cuando te pongas a releerlos lo único que conseguirás es que te mate la angustia.
Me levanté más “depre” que antes y sin decir una palabra le hice chau con la mano, luego me fui perdiendo en la bruma de la noche. Me molestaba algo al costado de la boca, me di cuenta que era un lágrima que buscaba suicidarse, deslizándose rauda y silenciosamente hacia el precipicio.
Sigue girando el carrusell y al pararse me encuentro sentado hoy en el umbral de mi vida, viendo pasar la fila de “los vivos” que caminarán sin duda alguna, hacia la “sartén” de algún caníbal más salame que ellos.
Estos personajes made in chafalonía con tal de trepar y cazar unos pesos, son capaces de organizar un remate y poner en venta el corazón, ¿querés que te diga algo? En esa no me prendo.
Por último les puedo decir, que de esta poca o mucha experiencia que supe conseguir, ella me dice con mucha certeza, que mi existencia la terminaré en el cielo.
No porque soy un santo, sino porque allí van solamente los idealistas, los románticos, los poetas y todas esas almas sensibles que saben: que HASTA EN EL BARRO…CRECEN BELLAS FLORES.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)