Es esa luz que todas las mañanas
mis ojos deslumbra y alegra mi ventana.
Es como un incendio que suave nos quema.
Que nos dá calor y al alma la alegra.
Cual lluvia de oro que inunda los campos
la naturaleza cuaja y la llena de encanto.
La piel del labrador, la pinta con sus rayos,
de miel y canela de sudor y trabajo.
Sol que sales cada día, y cada día
mi alma, ha nacido contigo.
La tarde avanza, la empuja la noche.
Y tu paso de enfermo camina al ocaso.
Pintándolo todo de ámbar y amaranto.
Tus últimos rayos los guardo en mis manos.
Esperando que mañana volvamos a encontrarnos.
Junto a mi ventana ,te estaré esperando.