Abrí el diccionario
buscando la definición exacta
de tu esencia.
Atisbé en el microscopio
para observar con detalle
las células de tu paciencia.
Hice girar el globo terráqueo
tratando de ubicar
la isla de tu solidaridad.
Conjugué los verbos
en todos los tiempos
y en todos ellos estabas.
Aprendí las formulas
de cuerpos geométricos
para hallar el volumen de tu grandeza.
Miré las estrellas
tratando de encontrar
la constelación a la cual perteneces.
Te hablé en otro idioma
y escuché tu voz
respondiéndome con un consejo.
Entoné las más bellas canciones
solo para envolverme
con el sonido de tu sensibilidad.
Todo eso hice, todo eso hago,
en todas las acciones de mi vida
está el alma de un maestro.
Hasta el aire que respiro
tiene la esencia de una maestra
el toque mágico de un buen docente.
Entonces tomé mi lápiz
abrí mi libreta
y busqué las palabras precisas,
para decir
¡Gracias Maestro!
¡Gracias maestra!
Juan Gualberto Salazar Rosado