Managua, 7 de octubre 2014.
Para sentir el aroma de las flores y llevar mi espíritu hasta la esencia misma de su olor, descubriendo su alma, viendo sus ojos y secando sus lágrimas (porque las flores también lloran).
Para subir la montaña y acercarme al sol sin quemarme y platicar con los árboles que extienden sus brazos en alabanza perpetua al Creador que les dio la vida, (que es el mismo que me dio la vida y que te la dio a ti también).
Para cerrar mis ojos, levantar mi rostro y sentir el aire acariciar mi cara y sonreír mientras el bálsamo del rocío que la mañana me regala, cura mi alma.
Para caminar descalzo sobre la orilla de una playa que moja mis pies con su salobre agua.
Yo no te necesito para nada, para nada de eso…
pero…
mira…
mira amada…
¡Cómo me haces falta!