Y Quizás tú esencia adormezca a mi orgullo caído.
O tal vez en este cantar de los vientos fríos, me cierre los ojos y sonría
Y en la arboleda de tus cejas me recueste a dibujarte entre pestañeos
Mirarte hasta tus espinas
Amar la sangre que derramo al abrazarlas
Tus espinas pasadas que enmarcaron tu nombre en una danza de autoperdón
Mirarte hasta que mis ojos celosos se cansen de ser “yo” y quieran ser tú.
Amarte hasta que mis abrazos asfixien tus tristezas escondidas.
Amarte hasta que deje de doler tus dolores
Amarte hasta que sangren tus penas en mi
Soñarte tanto que
o quizás solo seguir relatando poemas a mi cobardía que te sueña,
que quiere dejar de ser mi oscuro yo y ser tu.