Hace casi dos mil años
de ese famoso asunto
que sucedió en el Calvario,
en donde abriendo mis brazos,
fijas mis manos por clavos,
vinieron a ser salvos,
toda tu casa contigo,
(junto al resto del mundo).
En ese amor de hermano
imposible de igualar,
con que te amé y te amo,
es que te quiero invitar
para que junto conmigo,
comiences a caminar;
... es que quiero ser tu amigo,
¡y no te voy a fallar!
Recibe a tu Salvador
y déjate guiar,
en La Biblia vas a hallar
escritas mis enseñanzas;
reconóceme Señor
de tu vida y obedece
lo que hablo en tu conciencia,
en repetidas veces.
Dialoga conmigo a solas
y para, ya, de pecar;
desecha tus malas obras
y comienza a prodigar
el amor que Yo te alcanzo,
y que podrás practicarlo
si abres tu mano dando...
¡porque el amor es dar!
Y si me quieres amar,
no es difícil hacer esto:
Sirve en derredor
a todo el que a ti se acerca,
abre en tu casa la puerta,
y da y date con fervor,
pues dándote a los demás,
¡A Mí me estás dando amor!