En muchos casos he visto que se utiliza la expresión “humilde” para hacer alusión a las personas de escaso recursos económicos, cuando en realidad, la humildad es un adjetivo para expresar una de las más bellas virtudes del ser humano.
Lo mismo ocurre con la sencillez, erróneamente se les califica de sencillas a las personas con pocos atributos, con pocos conocimientos.
La humildad y sencillez, atributos o valores de las personas más sabias, siempre van de la mano.
La humildad permite a los seres humanos el reconocimiento de sus errores, mientras que la sencillez es la ausencia de actitudes jactanciosas de lo que conoce o se sabe. Los seres más sabios son los más humildes y más sencillos. Por eso pienso que la sabiduría, la sencillez y la humildad son una trilogía inseparable que adorna la personalidad de los hombres más grandes o valga la redundancia de los más sabios.