Hoy muy de mañana entraste
Tras la abertura de mi descuidada ventana.
Buscándome a gritos de voz dulce,
A llama ardiente de fuego dócil que no quema.
Yo, soñoliento, desanimado por mis deberes incumplido;
No te vi.
QUE IGNORANCIA LA MIA!
He salido a cumplir con los afanes de la vida.
De regreso a casa, aun de mañana
Mientras manejaba \"mi carro\" color vino,
Que no es tan mío porque aun lo debo
Y cuando ya no lo deba
No lo querré tanto como le he necesitado.
QUE IGNORANCIA LA MIA!
Te paraste frente a mi,
Como peatón dispuesto a morir;
Y derepente encendiste tu luz.
Tu luz penetrante como de xenón,
Como la de un rayo perpetuo
frente a mi cara pálida;
Casi segando mis ojos lagañosos
Entonces tuve que mirarte.
Temeroso de que cayera fuego del cielo
Busque la sombra de un árbol grande
Pero ni aun sus ramas verdes y frondosas
Pudieron esconderme de tus suaves rayos.
QUE IGNORANCIA LA MIA!
Oh sol! Oh Estrella!
Quien soy yo para que me acaricies?