Tristes andarán tus pies sobre el manto blanco de la cima del cielo,
y tristes andan los míos tras las huellas perdidas en tu recuerdo.
La suave luz del sol que entraba por las rendijas de la persiana,
descubría los filamentos iluminados de tu increíble cabello negro.
Tus ojos verdes cargados de sueño, me miraron aquella mañana.
Sentíamos esa ilusión que nace cuando alguien especial nos desea.
Como una electricidad que recorre el cuerpo, a través de las venas.
Nuestro primer beso fue diferente a los besos que me dieron siempre.
Yo quería absorber todo lo que eras y también lo que no eras.
Y recuerdo también las primeras noches que pasamos juntos.
Compartiendo risas suaves entre besos y abrazos diferentes.
Nuestros cuerpos a solas, encogidos debajo de las sábanas.
Tu me tenías en un trance... eras mi única fijación y mi agonía.
Estar contigo le dio un mayor sentido a las costuras de mi vida.
vi el mundo bajo una nueva luz, era lo que verdaderamente sentía.
En ese momento, yo sentí que eras una parte esencial de mis días.
A medida que apoyabas para dormir, tu cabeza sobre mi blanco pecho.
recuerdo que sentí una gran plenitud divina, que no sabía que existía.
Recuerdo la primera mañana de mayo que desperté entre tus brazos.
Besé tus labios con la suavidad que emplea una pluma al caer al suelo.
Fueron los días mas bonitos de mi vida, pero el tiempo pasó volando.
La primavera desvaneció ante verano, y luego el verano ante el otoño.
Y tu te convertiste en el centro de mi vida, en el punto brillante de todo.
Tú eras mi sol y la mas bella estrella ... estaba totalmente cegado por ti.
Tan cegado que no podía imaginarme, que la vida volviera a existir sin ti.
Nunca olvidaré esa tierna sensación que nos dio la felicidad perfecta.
Nunca olvidaré lo aprendido en cada uno de los momentos que pase contigo.
Nunca olvidaré cuando te fuiste, cuando tus ojos verdes se cerraron para siempre.
Te quiero mas que a mi propia vida y son muchas las lágrimas que ya he derramado.