Desliza el resuello de mi impulso
el hondo fragor de tus sueños…
Anhelante me alcanzas
y el bulevar de tu silencio
exhibe en la amplitud de mi alma
su azulado discurso…
Escucho cómo tatúa las rimas de tu pecho
la estela de tu boca
en el desplegado anuncio de mi piel,
que como cascada de miel
se entrega al río insistente de tu sombra…
Me encuentro constantemente
en el fuego de tu cercanía
-envolvente osadía-
y tus dedos con primor me retienen…
Me atraes hasta tus ojos
con un halo titilante
y me sumerjo en el lagar luminoso…
Se me enciende el aire
con un son desconocido
y brindo con el vino del cosmos
el gozo de estar contigo…