Oscar Perez

El presagio sin fin

El presagio sin fin

 

Con la poca eternidad que nos va quedando,

me ofrezco a resguardar el infinito de tus labios,

esos besos, más bien, que no acabaron nunca,

ni cuando de mi boca la tuya se hizo ausente,

me ofrezco a recobrar esas palomas que envejecen

como mi propio pelo tras contar tantos otoños,

a defender la fe que nos salvó de aquella noche

en la desesperanza de que el sol no volviera.

Lo hicimos refulgir con nuestros cuerpos plenos

y así el amanecer más que sorpresa fue regalo,

estábamos tú y yo en cada punta de la cama

y al centro nuestro amor, ya humedecido de caricias,

feliz eternidad que no presagia más que treguas

para volver después al infinito de tus ojos.

Ni cuando no te vi yo me he perdido tus miradas,

ni cuando yo no esté debes dudar de que te he amado,

es ese el gran portal que borra toda la ignominia

y que en lo más fugaz anuda al alma un resplandor perpetuo.

Si es poca vida más, yo te la dejo entre los brazos,

semilla tú la harás, cual yo la tuya en tierra verde,

no importa nada más, ni que se olviden nuestros nombres,

aquí fue que te amé, y eso no cesa ni con el fin del mundo.

 

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08 10 14