kavanarudén

Mi respeto y admiración

 

 

 

Admiro las personas que, por un sueño, son capaces de darlo todo.

Un sueño basado sobre sus capacidades y potencialidades,

no ese sueño que te lleva lejano de la realidad o es un simple opio.

 

Esas personas, que para nada, han tenido una vida fácil.

Que han aprendido a luchar, no con armas en sus manos, no con gritos,

no a dentelladas, sino con silencio, con perseverancia, sobre todo cuando el medio ambiente les era hostil, agresivo, violento.

 

Personas sensibles que han sido heridas por esa sensibilidad y

que han tenido que ocultar su verdadero ser,

por temor a ser lesionadas letalmente.

 

Llega un momento en la vida, que algo dentro de ellos explota,

florece y comienzan a ser lo que son, muy lentamente, como la lluvia sutil que empapa la tierra.

Ser lo que se es, en el respeto de los otros,

sin el dolor de la venganza impreso en sus corazones, por lo vivido o sufrido.

 

Personas que con sus voces trasmiten emociones indescriptibles;

que con los colores plasman la belleza o el horror del existir;

que con el movimiento, en sus diversas expresiones, son capaces de volar y hacer volar al interlocutor;

que con cuaderno, un lápiz o una pluma, expresan un mundo fantásticamente real,

dando desahogo a la imaginación, a aquello que se siente en lo profundo del ser, donde la musa es el centro, la estrella polar que guía;

que dan vida a otros personajes, encarnándolos, diluyéndose en una vida pasada, una vida inventada, simplemente en una vida, que los lleva a la inmortalidad;

que, a través de cualquier expresión artística, nos regalan la belleza, la maravilla, el estupor, dentro de un cotidiano vivir.

 

A Dios le pido por ellos, por ellas, no me importa si son creyentes o no,

tengo la firme convicción, que todos en su corazón tienen un espacio.

Que la inspiración jamás los abandone.

A ellos/ellas mi admiración, mi respeto, mi agradecimiento.