¡¡OH!!
¡Que dolor tan profundo se siente!
cuando recorro la casa
Te busco,
¡Mas, tu ausencia me responde
con un duro golpe al corazón!
Ya no estás, vacía se encuentra
nuestra habitación, nuestra cama
donde juntos soñábamos
con días mejores.
¡Que días mejores!, me pregunto.
No son tantos años los que he vivido
y ya comienzo a vestir canas,
parece que he vivido mil
desde que no estás,
¡eternos mil años de soledad!
Muchos son los que me han dicho
que debo rehacer mi vida,
que debo dejarte marchar
y no retenerte más en mi pecho.
Pero,
¡pero como hacerlo, si
sin ti, no sé vivir!
¡¡OH!!
¡Como duele tu ausencia!
he llegado a maldecir el día que te conocí
porque, sin ti, me siento inhabilitado
para seguir.
Es que, junto a ti supe reír,
mirar la vida con optimismo,
supe lo que es ser feliz,
pero ahora que no estás,
hay un vacío inmenso difícil de llenar.
Es que, nadie como tú,
me sabrá enamorar
con tanta sencillez,
con tanta claridad;
Los días, se han vuelto tristes
hay nostalgia en mi deambular,
cuando vuelvo por las tardes a casa,
y faltas tú, lo primordial.
Pasa el tiempo,
y cada rincón que recorro
me recuerda a ti,
tu sonrisa angelical
tu nítido mirar, el calor
que desprendían tus brazos
al rodear mi cuello,
cuando me besabas
y me hacías amarte aún más.
Pienso y pienso,
¿que fue lo malo que hice
para padecer de forma tal?
Quizás, allá arriba
necesitaban un lucero,
y te eligieron a ti,
por ser uno de ellos.
¡¡AH!!,
se está haciendo de noche,
pasé el día entero
haciendo remembranzas,
platicando con tu recuerdo,
esperando que tú, allá
en el cielo,
también me recuerdes a mí,
y te des cuenta de que
aún te sigo queriendo.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor.
Chile 2014.