Un suspiro: es aire que nos sobra
por alguien que nos falta.
Me fui con el viento y viajé por los cielos
y subí a un tren de vapor, sin carriles de acero.
En sus puertas llevaba
grabadas a fuego y en rojo
su nombre de identidad:
TREN DE LOS SUSPIROS.
Recorrí sus pasillos vagón tras vagón,
pero estaba vacío;
tan solo el silencio, pasajero único,
dialogaba ecos, que mudos dejaban
un profundo respirar…
Me asomé a una ventana,
me besó el vapor
y un pitido alegre, que me sorprendió.
No había estaciones, ni campos de trigo,
ni mares, ni ríos,
tan solo el vapor,
con olor a túnel
con ecos dormidos,
sabor a nostalgias de sueños perdidos.
Miré en los espejos sin ver casi nada,
tan solo el reflejo de mi respirar.
Prendí una manija y tiré con fuerza,
Chirridos de ruedas, sin ruedas ni aceros,
un pitido enorme y el tren se paró.
Bajé la escalera y el vapor se fue.
Y en medio del cielo a ti te encontré.
Juntamos las manos y fuimos andando,
Bajamos al río, mi río y el tuyo
Y fue allí, solo allí,
donde brotó un suspiro,
que aún perdura
y nos ha enseñado a respirar.
Andrés Mª - El Poeta del Amor
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