Vibran metales al nombre de Hefesto,
en sus óxidos viejos vaga un frío
muy recio y, jadeante en lo funesto
llora en un \"adiós\" grana de estío.
Broncos días al filo de guadaña,
lid sangrienta, que a fuerza de tu espada,
forja nocturnos de oro en mi pestaña,
dioses muertos, al Hades de mi amada.
Mientras me voy de mi mismo consorte,
por el ámbito cruel de mis fermentos
sólidos y nerviosos de mi aglaya,
aunque a ti mujer; mi amor no te importe,
yo escribiré en metal; tristes lamentos
fúnebres de un mensaje de atalaya.
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John Morales Arriola