Tanta lluvia, tanto torrencial
y no hizo nada en mi ser.
Pasó de largo, insensible.
Corrientes fuertes que arrastran todo,
menos mi soledad.
Se quedó allí, junto a la sombra del maniquí
en donde jugabas tus juegos de mujer,
y las sábana húmedas que se volvieron tan frías,
como frías están mis venas desde que te fuiste,
desde que decididamente partiste,
dejando escombros en mi vida y un temporal en mi ser.
Tanta lluvia, tanto torrencial
y no hizo nada en mi ser.
Pasó de largo, sin ver.
Gotas que fecunda la tierra,
fueron áridas en mis venas.
No supieron alborotar mi savia y
mi planta se volvió a secar.
Tanta lluvia, tanto torrencial
que se desboca, y desemboca
al encuentro con esta tristeza,
llena de rayos, de tormentas llena.
Tanta lluvia, tanto torrencial y no hizo nada en mi ser.