El día que yo vuelva en primaveras
han de cantar de azul estas miradas
y, correrán al río las praderas
como vuelo infinitos de las hadas.
El día que mi verbo esté contigo
el cielo no será cielo, ni el frío
me será frío; tú piel será abrigo;
y, tu garbo será el fiel amor mío.
Serán de ignotas las escaramuzas
que dejamos soñando por las greyes,
del aura boreal de aquel setiembre;
que nos miró desnudo por tus blusas
como dos ojos místicos de reyes,
cuando yo vuelva ha de ser un diciembre.
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John Morales Arriola.