No hubo pudor
en tus bellos ojos,
y en las madrugadas
recuerdo tus medias risas
y tus verdades ocultas...
Y como alondra herida
dormías en mi regazo
cansada y fría.
Qué nadie rompa este silencio
que nadie agite esta bella calma.
Mis ojos como espejo recuerdan
como giraba tu cuerpo
queriendo arrancar,
en las madrugadas...
Siempre buscando nuevas huellas
y siempre para mí
desiertas esperanzas.