Las carreras del tiempo nos llevan a esos momentos
de rápidas decisiones entre dos seres en el amor,
en donde la inmensidad del mar tropieza los limites
deseados en instantes inolvidable y confusos
sintiendo tus brazos deslizándose en mi cuerpo…
Y es usted la mujer perfecta y bella de aquel momento
soñado, en donde la inmensidad del mar se convierte en el lugar
cómplice y protector de nuestro amor dulce pero bañado
y bendecido por las inquietas aguas del mar
inspiradas y echas por Dios, para los dos…
Los luceros en aquella larga noche nos alumbran
con sus luces fugaces e inalcanzables solo para usted y yo,
bella mujer dulce atrapada entre mis brazos mimándote con largos besos ,
en donde el mar ruge fuerte con melodías imparables
en nuestras imaginaciones dándonos la alegría acorde de aquel momento
en donde nuestras pasiones se entrelazaban con promesas de amor…
RIVAS JOSE