Cuando escribo
mi alma canta
mientras baila
y busca su movimiento.
Y soy el ritmo,
soy la danza;
la caricia que se saca
la pesada y dura carga.
Carga de la vestimenta andada;
entonces es cuando
me encuentro la sorpresa
de las palabras con ideas.
No las conozco,
me busco en ellas
y en silencio pinto sus colores
buscando la esencia.
Busco los sentimientos
para tocarlos, abrazarlos
llegando a ser, en su secreto
el subyugante latido.
Latido envolvente que me asciende,
me da vida y una muerte;
que renace concebida con mi ser,
con mi subjetivo etèreo.
Para parirme desnuda
de mi cuerpo, en armonìa,
como ritmo y sonido,
envuelta en sus fuegos sutiles.
Y libres, ellos me asisten
expresándome con palabras,
con sentimientos y emociones
embriagando todos mis espacios.