Dios,
¿Por qué te acuerdas de mi ahora?
Si no te acordaste de mi en setenta y cinco años
¿Por qué ahora?
Se te pasó el tiempo,
debiste venir antes, debiste
verme hacer milagros con los naipes, debiste
verme hacer gárgaras con whisky.
Ya no quiero que me lleves a tus prados,
ya no quiero comer de tu maná.
¿Sabes? Mi padre nunca me prestó atención.
Sólo veía la TV, comía y bebía tanto
que con mi hermano teníamos que acarrearlo al sofá.
Y mi madre, mi madre se acostaba con otro los días jueves
que mi padre estaba en el bar.
Ya viví eso en vida, no quiero estar en tu reino
para que me sigas ignorando.
Para que conviertas el agua en vino y me corrompas,
para ver como todos te alaban
como si hicieras algo por ellos.
Ya no quiero otro padre ausente.
¿Y ahora te acuerdas de mí?
¿Y mandas a la muerte a recogerme?
Ni para ajustar cuentas te presentas.
Sé que me recriminarás por la errática vida que llevé,
pero en la vida no tuve muchas opciones.
El infierno no se ve tan mal.
Al menos allí alguien me prestará atención.
Allí nadie está ausente.
Allí puedo seguir viviendo, quizás, mejor que acá.
¿Por qué te acordaste de mi ahora?