Hoy el día fue un tanto soleado,
hubo un par de flores enarboladas,
un suelo muy elegante y engramado,
unos cuantos gorriones apenados
con el viento y su tierna turbulencia.
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La belleza de hoy no tenía ciencia
hasta la lectura de un nombre vasto
entre las cartas en mi mano escritas
meses atrás con tinta de alabastro.
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Era el día perfecto para leer,
pero te hallé en viejos papeles secos,
lejos, claro, de donde es habitual;
aunque te cargue siempre en el corazón,
no es habitual hallarte en cartas... amor.
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Martin Blythe
Venezuela; 2014