Raúl Daniel

Doce de octubre, Día del genocidio americano (octosílabos)

 

Indiecito americano,

que con piedritas y plumas

entretejías tus sueños

elaborados a mano;

el blanco te dijo: “hermano”

y te quitó tu maraña

verde monte a los hachazos,

y te sacó de los campos,

¡y a las fábricas te trajo!

 

¡¿Si no pedías trabajo?!

tú ya tenías tu vida,

¡qué lástima que no viste,

deslumbrado por las luces,

las cárceles y las villas,

los mendigos en los cruces

de las calles asfaltadas,

¡brillantes por las rodillas

de tantos indios pasadas!

 

¿Y de tu hermanita, la india?,

por ropas y por zapatos

y fantasías baratas:

también ella deslumbrada,

también ella seducida,

también ella conquistada,

terminando en un prostíbulo,

y no en la casa soñada;

¡Qué alegre le prometía

el esplendor de otra raza!

 

Les hablaron de Jesús,

y todo fue tan creíble,

al punto de hacer posible

que les llevaran la cruz:

“todo el trabajo pesado”,

pasando a ser los esclavos

de esos “hijos de...\" ¡la luz!

 

Quinientos años pasaron

y unos pocos más también,

de ese octubre, día doce,

en que empezaron los roces

con los “venidos del mar”;

peor, no pudo pasar,

casi nada te dejaron,

y lo que no se llevaron...

¡se quedaron a tomar!

 

Después hasta se mezclaron,

(fue de tanto fornicar),

¡y quienes te predicaron,

justamente, santidad...!

tú tenías “Manitú”,

tú tenías a tu “Tupâ”,

no tenías a Jesús...

¡Pero tenías salud!

 

Tuberculosis trajeron,

sífilis y varias más,

y después te prometieron,

en Jesús, la sanidad...

¡Qué chiste fue el que te hicieron

con ese cuento del mal!

...ellos mismos te enfermaron,

mas, cobrándote, al curar,

¡del miserable salario,

con que arrastrándote vas!

 

...Ya no preparas tus flechas,

ya no más entesas tu arco,

ya no cazas al guazuncho

ni tampoco al jabalí,

si vendes artesanías,

sólo son de utilería,

no con piedras perforadas,

usas plástico al hacerlas,

¡con cuentas de fantasía!

(compradas a un mayorista).

 

Quinientos años no es poco,

son muchas generaciones,

incontables invasiones

¡más de estos depredadores!;

¡otra que benefactores!,

y te dejaron la paga

de tu raza exterminada,

o aún peor: ¡mestizada!

 

¡Qué fecha tan memorable

ésa en que todos los años,

recordamos a Colón!,

y aunque él no fue muy culpable,

lo que trajo con su tesis

de que la tierra es redonda,

resultó tan detestable,

que ¡cuánto mejor sería

olvidar lo que pasó!

 

Y no les guardo rencor,

gracias a eso es que yo existo,

y, aunque blanca ves mi piel,

de mestizos vengo yo,

¡y aunque ves blanca mi cara,

es indio mi corazón...!

y cuando entono mi canto:

¡es grito, más que canción!

 

Hermanos: ¿Qué festejamos

en el “Día de la Raza”?,

si a los dueños de la casa

quitaron su habitación,

...a mí, sólo la emoción

de un gran llanto contenido...

y vergüenza... es que me pasa,

les pregunto: ¿a ustedes... no?