Indiecito americano,
que con piedritas y plumas
entretejías tus sueños
elaborados a mano;
el blanco te dijo: “hermano”
y te quitó tu maraña
verde monte a los hachazos,
y te sacó de los campos,
¡y a las fábricas te trajo!
¡¿Si no pedías trabajo?!
tú ya tenías tu vida,
¡qué lástima que no viste,
deslumbrado por las luces,
las cárceles y las villas,
los mendigos en los cruces
de las calles asfaltadas,
¡brillantes por las rodillas
de tantos indios pasadas!
¿Y de tu hermanita, la india?,
por ropas y por zapatos
y fantasías baratas:
también ella deslumbrada,
también ella seducida,
también ella conquistada,
terminando en un prostíbulo,
y no en la casa soñada;
¡Qué alegre le prometía
el esplendor de otra raza!
Les hablaron de Jesús,
y todo fue tan creíble,
al punto de hacer posible
que les llevaran la cruz:
“todo el trabajo pesado”,
pasando a ser los esclavos
de esos “hijos de...\" ¡la luz!
Quinientos años pasaron
y unos pocos más también,
de ese octubre, día doce,
en que empezaron los roces
con los “venidos del mar”;
peor, no pudo pasar,
casi nada te dejaron,
y lo que no se llevaron...
¡se quedaron a tomar!
Después hasta se mezclaron,
(fue de tanto fornicar),
¡y quienes te predicaron,
justamente, santidad...!
tú tenías “Manitú”,
tú tenías a tu “Tupâ”,
no tenías a Jesús...
¡Pero tenías salud!
Tuberculosis trajeron,
sífilis y varias más,
y después te prometieron,
en Jesús, la sanidad...
¡Qué chiste fue el que te hicieron
con ese cuento del mal!
...ellos mismos te enfermaron,
mas, cobrándote, al curar,
¡del miserable salario,
con que arrastrándote vas!
...Ya no preparas tus flechas,
ya no más entesas tu arco,
ya no cazas al guazuncho
ni tampoco al jabalí,
si vendes artesanías,
sólo son de utilería,
no con piedras perforadas,
usas plástico al hacerlas,
¡con cuentas de fantasía!
(compradas a un mayorista).
Quinientos años no es poco,
son muchas generaciones,
incontables invasiones
¡más de estos depredadores!;
¡otra que benefactores!,
y te dejaron la paga
de tu raza exterminada,
o aún peor: ¡mestizada!
¡Qué fecha tan memorable
ésa en que todos los años,
recordamos a Colón!,
y aunque él no fue muy culpable,
lo que trajo con su tesis
de que la tierra es redonda,
resultó tan detestable,
que ¡cuánto mejor sería
olvidar lo que pasó!
Y no les guardo rencor,
gracias a eso es que yo existo,
y, aunque blanca ves mi piel,
de mestizos vengo yo,
¡y aunque ves blanca mi cara,
es indio mi corazón...!
y cuando entono mi canto:
¡es grito, más que canción!
Hermanos: ¿Qué festejamos
en el “Día de la Raza”?,
si a los dueños de la casa
quitaron su habitación,
...a mí, sólo la emoción
de un gran llanto contenido...
y vergüenza... es que me pasa,
les pregunto: ¿a ustedes... no?