El cielo se pintó de cebra
Y la luna se espantó con las nubes teledirigidas
Que explotaban la cordicropolis del fuego.
Yo, agarre tus labios metales
Con mis dientes de abuelo,
Con mis pulmones más que llenos
Y con la espalda más que erecta.
El cielo se pintó de guerra
Y a la luna se le espantó el vestido
Que volaba en mi tierra de hueso
Por allá en el olvido.