Con gran tristeza el viento va rompiendo la calma,
inmóvil en la cama observo fijo al techo
y pienso... no se puede deshacer lo que está hecho,
¡un suspiro se fuga de la prisión del alma!
La vida fue pasando cual el vuelo de un ave,
que en el cielo transgrede líneas divisorias,
y las vanas promesas que forjaron su historia
crearon la prisión... pero también la llave.
Y ahora estoy acá... escucho como el viento
insondable se adentra escarbando en el tiempo...
mientras del otro lado amenazantes pasos
ocultan el fantasma de aquel perdido abrazo,
que arrojó los recuerdos al fondo del abismo.
Y prendido al cadáver de las crujientes hojas
los restos de un amor que envuelto en la congoja
clavó el puñal del miedo casi con salvajismo...
¡hoy viene a reprocharme mi gran escepticismo!