Diaz Valero Alejandro José

Mi perro y las chinchurrias (Humor)

Yo tengo un perro

llamado Batman

que acabó mi paciencia

y destrozó mi calma.

Tenia “cero” en obediencia

y “veinte” en drama

porque hacía unas escenas

que hasta daban rabia.

Yo de forma modesta

le compré chinchurrias

y entonces con furia

de venganza repleta

se comió mi bistec

y mis dos chuletas.

Hurgó mis maletas

rompiendo la ropa

y en carrera loca

tumbó el tendedero

e hizo sus necesidades

detrás de un matero.

Mordió la escoba

y lamió los platos

y cuando lo regañé

mostró desacato,

y como regalo

me regó en el patio

mi colección entera

de discos compactos.

Yo salí en el acto

con sobrada indignación

directo a la Asociación

Protectora de Animales

y me dijeron que mis males

de cuajo se acaban

junto a mis penurias,

si no compro chinchurrias

a mi perro “Batman”.

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Esta situación me llevó a tomar varias acciones.

No, no, ¿cómo que regalar al perro? ¿cómo se le ocurre?

El perro es el mejor amigo del hombre mientras no les demos chinchurrias, y crudas, menos, je je je.

¿Que deje de comprar chinchurrias? ¿Porqué dice eso? Si las chinchurrias son baratas, y nunca hay escasez de ellas en los mercados.

Lo que hice fue comerme yo las chinchurrias que compré y Batman que se siga comiendo los bistec y las chuletas y asunto arreglado, todos quedamos en paz.

Aunque no descarto que de un día a otro sea yo quien me coma los bistec y las chuletas, muerda la escoba, tumbe el tendedero, lama los platos y pare usted de contar, así Batman tendrá que ir a la Federación Internacional de Derechos Humanos, y ya veremos qué le dicen allá.

Hasta luego amigos, los dejo porque se me están quemando las chinchurrias.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela.