Quieren que el niño se acueste
y que dulcemente se duerma
y él quiere tocar el cielo celeste
y contar una a una las estrellas.
Quieren verlo ante el sueño rendido
en el tibio regazo de su cuna,
pero él quiere salir escondido
a jugar con los rayos de la luna.
Todos plácidamente duermen
y el niño ha salido por la ventana;
salió a hurtadillas como a las nueve
y regresará cansado en la madrugada.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela